domingo, 9 de octubre de 2011


¿Existe goce estético en estas imágenes?


















(Ataque a las torres gemelas)

No sólo existe goce, la imagen resulta hipnótica. La fusión del avión con el edificio, la explosión naranja de fuego y la pulverización de los rascacielos inundando la ciudad con una enorme nube de humo. Después el silencio. Visualmente cada hecho supera al anterior en cuanto a espectacularidad.







Además somos conscientes de contemplar un hecho histórico de enorme magnitud. Siempre recordaremos quienes lo vivimos, aún en la distancia y protección de nuestro hogar, dónde estábamos y qué hacíamos.






Por último no podemos negar nuestra condición primitiva de recreación en la violencia. Desde el circo romano hemos refinado nuestra morbosidad voyeur por el sufrimiento ajeno. El cine soluciona el debate ético entre el deseo de contemplar la atrocidad y el sentimiento de protección al prójimo. En literatura la sangre no tiene color por lo que resulta menos atractiva. Muchas son las películas que reflexionan sobre esta seducción por la violencia pero son más aún las que la proyectan de forma más o menos explícita. Una sociedad (la nuestra) decadente frustrada por el tedio y la monotonía, con una importante despersonalización, demanda cada vez más realismo y estridencia por parte de los medios para apreciar la tranquilidad que la adormece.








La imagen de los cuerpos de los oficinistas suicidas en caída libre y corbata al viento, expresa como pocas el deseo de huída.







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