Hay tanta gente que tengo que citar en esta entrada. Quizá
porque el sentimiento de constante superación como ser humano con el que el
personaje del profesor en la película La ola empieza a embaucar a sus alumnos
también me ha acompañado en mi propia vida. Tal como sucede en la película esa búsqueda
de la perfección conlleva una des personificación que acaba siendo letal para
los demás o para uno mismo. Mi tío dice que lo perfecto es enemigo de lo bueno
y esa frase se me ha grabado a fuego. En la película todos, profesor y alumnos,
comienzan con buenas intenciones. Emplean una moderada disciplina para
asegurarse unos beneficios físicos e intelectuales. Renuncian poco a poco a una
libertad individual en beneficio del grupo, pero como una vez sentenció un
antiguo profesor mío de termodinámica: "quien puede ser sustituido por un
ordenador merece serlo". Así los jóvenes comenzaron a obedecer las órdenes
sin vacilar e incluso en otros momentos tan sólo se comportaban siguiendo el patrón
lógico de ordenes anteriores con lo que no necesitaban que nadie les dijera lo
que tenían que hacer. El comportamiento autómata y deshumanizado era
incompatible con la piedad y de forma inevitable acabó siendo violento.
El objetivo de la película es además de presentar un hecho
real (aunque al fin y al cabo eso es anecdótico), mostrarnos lo fácil que
resulta generar un estado mental colectivo que degenere en un movimiento
violento y fascista o totalitarista mediante la puesta en valor de los
principios que la sociedad capitalista basada en la eficacia y la
competitividad nos vende día a día.
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