Resulta difícil comparar textos tan distintos. La dificultad
no radica en sus ideas sino en que cada uno reflexiona sobre el arte de una
forma diversa y no necesariamente excluyente, sencillamente lo hacen desde
distintos campos profesionales. Tatarkiewicz
fue un historiador de filosofía y arte que murió en los ochenta y María
de Corral es una crítico y comisaria independiente.
Tatarkiewicz profundiza sobre la definición de arte. Plantea
distintas posibilidades y se decanta por una que finalmente permite tantas
interpretaciones que tampoco acaba siendo contundente. Supongo que el problema
reside en que el arte es en definitiva una experiencia y como tal es necesario
sentirla para poder conocerla. Nadie puede comprender a qué sabe una fresa si
no la prueba por muy concreta que le resulte la explicación.
La indefinición del arte no le preocupa al
artista que en su evolución histórica la ha ido ampliando hasta hacerla inasible.
El artista hoy se centra en su propia definición. María de Corral conoce por su
profesión a múltiples artistas, sus necesidades expresivas y otras demencias.
En el texto que nos toca comentar ella enumera estas inquietudes refiriendo
ciertos creadores de los años ochenta (fecha en la que Tatarkiewicz muere) y lo
que les impulsa a continuar con su obra. De alguna manera podemos englobar
algunas características comunes entre estos artistas pero fundamentalmente presentan
tantas diferencias en cuanto a sus propuestas que se nos hace ya no sólo difícil
sino innecesario encasillarlas en un una única definición.
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